25 Julio 2022
¿Gran Reseteo?
¿Qué es lo que se va a resetear? ¿La estafa piramidal con la que los de la punta de arriba, los estafadores, llevan viviendo a nuestra costa desde hace miles de años? No, hombre. No son tontos. Lo son quienes se creen todas esas historietas milenaristas, mitológicas, santurronas o conspiranoicas. Eso de el Bien contra el Mal, Jehová contra Satanás, la Élite contra la Humanidad, los globalistas contra los identitarios, Chinorusia contra el mundo libre… La Agenda 2030, Davos, el dogma del Cambioclimático, o la nueva e incipiente religión-colectivismo que adora al dios Planeta y sacrifica a los humanos exactamente igual y por la misma razón que los aztecas en sus maravillosas pirámides: Para salvar al mundo. ¿Os suena? Todas esas historietas y muchas otras más sin absolutamente ninguna excepción son un cuento que solo se creen de verdad unos pocos frikis (Schwab y compañía) y, no del todo, varios cientos de millones de “creyentes” de verdad. Un cuento, una charada, charlatanería, palabrería para distraer a los ilusos mientras sus cómplices les roban la cartera.
Aquí estamos todos de nuevo mirando embobados esas historias, esos montajes, esos simulacros de pelea, esas voces de alarma llamando al pánico, que terminan todas sin excepción en que lo único que sucede siempre es que terminamos más ligeros de equipaje, más pobres, más sometidos. Esa es la única realidad, el denominador común e invariable de toda la vertiginosa, desconcertante, increíble catarata de sucesos de los últimos años. Estamos delante de la misma confusión, griterío, engaño, cómplices y oportunistas que en cualquier robo/estafa masivo.
¿En qué ha acabado todo? La pandemia terrible, en una mortalidad poco más que la gripe común. El genocidio de la vacunas, en la normalidad esperada ante cualquier experimento médico masivo. La guerra de Ucrania, en el sufrimiento del sufrido pueblo ucraniano y la desmembración si no desaparición de esa nación. No ha habido ninguna mortandad terrorífica ni con la pandemia ni con las vacunas, ni tampoco guerra mundial. ¿Qué es lo que ha ocurrido tras todos esos montajes? Lo que siempre ocurre cuando caes en manos de una banda de estafadores: somos más pobres y menos libres.
El cambio climático, las pandemias surtidas, las vacunas, incluso las teorías conspiratorias forman parte del escenario de las distracciones y las trampas en el juego, en el mercado, que montan los trileros de siempre esos a los que no les une ninguna agenda ideológica, satánica o beatífica, sino, simplemente, un interés coincidente: Robarles hasta la camisa a los que, una y otra vez, se dejan embaucar y, fuerzan al resto a dejarse robar víctimas de la tontería ajena. Esa condición de “sufridores” donde reside la utilidad de la democracia: Que apenas 2 o 3 personas de cada diez con derecho a voto, mandan de forma absoluta. Si no lo crees, echa cuentas.
Absolutismo popular.
Controlas los medios de comunicación y las redes sociales y ya está. Eres el dueño de la opinión pública, que es en lo que se convierte la democracia durante 4 años menos un segundo (lo que tardas en echar una papeleta) Los medios de comunicación y, también, la nómina y el destino profesional de los funcionarios (policía, jueces, fiscales…) una vez que has ganado el concurso electoral. Las bandas político-empresariales se reparten los territorios compitiendo entre sí, pero cuidan el oligopolio de la estafa como si obedecieran a una misma jerarquía. Y eso también sirve para engañar a los más espabilados y que, en lugar de centrarse y combatir el robo, se dediquen a perseguir fantasmas, distracciones, falsas algaradas. No siguen ningún plan. Aprovechan los planes para distraer a sus víctimas, las engañadas y las forzadas.
No hay Gran Reseteo ni lo habrá. Hay el mismo Gran Robo, la universal estafa piramidal sobre la que se sustenta el mundo desde que en el Neolítico se descubrió la ganadería de reses humanas.
Claro que van a anular los pocos derechos y libertades de las naciones más ricas y libres del mundo. Claro que van a someternos a todos con la tecnología a un control social aún más eficaz que el que llevan ejerciendo miles de años sin necesidad de ninguna tecnología. Claro que quieren convencer al rebaño humano y a los disidentes de que la tecnología es un instrumento satánico, cuyo objetivo es acabar con la humanidad. ¿Por qué? Pues, sencillamente, porque quieren esa tecnología solo para ellos.
Centrémonos en los hechos y no en la algarabía de unos y otros, dejemos de escuchar a los cómplices encargados de hacernos mirar para otro lado y nos daremos cuenta de que, sea cual sea el asunto de actualidad, lo único que sucede de verdad es que nos están robando la cartera. Eso es lo único que está pasando y que va a pasar. Ni se acaba el mundo, ni la comida, ni la energía, ni hay una guerra nuclear ni viene una plaga de verdad que elimina, como sí hizo la peste bubónica a la mitad de la población, sino que sube estratosféricamente la comida, la energía, los impuestos, la inflación… Ese es el único gran suceso apocalíptico, sostenible, igualitario, solidario, multicultural… Esa es la nueva normalidad, el nuevo orden mundial. El de los charlatanes y predicadores que desde los púlpitos mediáticos engañan a la muchedumbre para que sus socios o sus jefes nos vacíen la cartera.
No quieren acabar con la Humanidad, ni reducir la población. Quieren que el rebaño humano, las víctimas voluntarias y forzadas de su estafa milenaria, tengan aún menos dinero en su bolsillo, que acepten vivir peor para que ellos vivan mejor, que los del primer mundo se conformen con lo que tienen los del tercer mundo. Que los lujos (calefacción, aire acondicionado, automóviles, viajes…) sean para ellos solos. De eso va la cosa. De rentabilizar el negocio para sacarles toda la pasta a los del primer mundo y dejarlos con lo puesto, con lo mínimo para subsistir y generar dinero… para ellos, para el hampa.
Repasa los cuentos, los acontecimientos y el resultado final, ese vacío en tu bolsillo. ¿Acaso no ha sido (sigue siendo) todo patéticamente ridículo? Amigo, así son siempre los montajes de los estafadores. Y, si el engaño no funciona, para eso tienen el poder que consiguen en la otra gran pantomima, las elecciones. El engaño, cuando llega ese momento mágico en el que los incautos y los forzados confirman que les están robando la cartera, debe complementarse con la coacción.
Llegará el otoño-invierno y, entonces, el robo se hará patente. Ese será el momento delicado en el que los timadores pasan a usar la fuerza, la violencia, el miedo. Una nueva pandemia, la guerra, el hambre, la policía, los jueces, el fisco, confinamientos, apartheid, corralitos bancarios… y una invasión migratoria sin precedentes. Atenderemos a eso y pasará también el momento delicado para que los ladrones no solo queden impunes sino que sigan al frente del negocio. Luego, si cuela todo esto, una vuelta de tuerca: Fin del dinero físico y todos en pelotas con todas nuestras pertenencias a su alcance en forma de criptodivisas oficiales.
Esa es la jugada maestra para el Gran Robo: El crédito social. Podrás comprar, trabajar, viajar… si eres buen ciudadano, si aceptas la verdad, es decir, si aceptas o haces como que los engaños con los que nos distraen para robarnos son reales. No tendremos nada y seremos, como todos los pobres, infelices. Pero sin mostrarlo, sin protestar, con una sonrisa permanente para que no nos quiten puntos sociales y podamos vivir un poco mejor. Casi como los pobres del antiguo mundo libre y próspero en el que nacimos. Eso exactamente quiere decir lo de “no tendrás nada y serás feliz”: Conténtate con no tener nada.
¿Reducir la población mundial? Otro cuento asustaviejas. Cuantos más, mejor. Ocho mil, diez mil, veinte mil millones de personas. Somos su negocio. Es de lo que viven.
Bueno. ¿Y qué se puede hacer?
Dejar de distraernos con sus historietas y disolverlas con la evidencia: Todo es un montaje para robarnos con impunidad, para que no nos enteremos y, si lo hacemos, no nos defendamos y, si nos defendemos, que cambiando de distracción y de actores pueda continuar la estafa.
Centrarnos en defender nuestra propiedad y nuestra libertad. Y, si nos amenazan, defendernos con todos los medios a nuestro alcanza. Todos sin excepción. Concentrarnos en nosotros y en lo que nos rodea, porque ahí está la clave de todo, ahí está lo único importante. Olvidaros de las distracciones y centraros en la mano que se dirige a vuestro bolsillo. Porque de eso va la cosa. Es lo mejor que podéis hacer por los demás, por la comunidad, por el mundo. Es lo único que podéis hacer. Así que hacedlo. Defenderos a vosotros y a los vuestros con todos los medios a vuestro alcance, sin ningún miramiento, sin supremacismos morales de “yo no soy como ellos; soy mejor; no puedo actuar así” que son un remedo interiorizado de la charlatanería timadora que os convierte nosotros mismos en cómplices para distraernos y que no ofrezcamos resistencia. Ya no hay nosotros. Ese nosotros que pensabas que te defendería ante la pandemia, los confinamientos, el apartheid y, ahora, la pobreza nunca existió porque formaba parte de la farsa, solo era un escenario de cartón. Defended vuestra libertad y prosperidad sin pamplinas ni complejos, porque en esa cartera que quieren robaros va vuestra felicidad y la de quienes amáis. Devolved mal por mal y bien por bien. No regaléis la venganza, porque es vuestra. No dejéis que os convenzan de que lo poco que puedas hacer es nada. Sed como ellos. Es lo único que temen. Es lo único que, ahora, puede ayudaros. Es lo único que podéis hacer por los demás, por la sociedad, por la Humanidad… y por el planeta. O prepararos para pagar por ellos en forma de sufrimiento y desesperación. Vosotros y quienes amáis. Es así de sencillo. Lo otro es un cuento.
Despertad.
Resetearos vosotros, porque el Gran Robo no lo va a hacer. Os quiere así: Distraídos.
No se trata de contundencia, es que lo tiene claro.
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